Francia obliga a informar de las emisiones de CO2
Desde el pasado 1 de octubre las empresas de transporte que realicen servicios con origen o destino en Francia están obligadas a informar a sus clientes de las emisiones de CO2 producidas por sus vehículos durante la realización del servicio para el que han sido contratadas. La norma francesa señala que se debe cumplir con esta obligación tanto si se trata de un transporte internacional como si es de cabotaje. Por el contrario, no están obligados aquellos servicios de transporte que pasan por Francia sólo en tránsito o todos aquellos que no realicen la carga y la descarga en Francia.
La nueva norma establece un plazo de dos meses para realizar la comunicación de las emisiones contaminantes, a contar desde el momento que ha finalizado el servicio de transporte. Si la comunicación no fuera correcta, el transportista podrá rectificar, y para ello dispondrá de dos meses desde el momento en que el cliente la reclame.
¿Cómo se realiza el cálculo del C02 emitido?
Francia deja libertad al transportista para que elija el método que considere más oportuno. Este hecho ha producido la aparición de varios sistemas que ya están siendo comercializados por diferentes compañías. Estas soluciones permiten al transportista hacer un seguimiento de las emisiones de CO2, almacenando en un servidor la información para posteriormente enviar los datos necesarios a los clientes.
Si por el contrario la empresa desea realizar el cálculo por sí misma, el Gobierno francés ha facilitado unos valores estándares fijados por decreto ministerial con el objetivo de facilitar el método de cálculo. Estos podrán ser utilizados hasta el 1 de julio de 2016, a partir de esa fecha sólo podrán utilizarlos las empresas de menos de 50 empleados.
Motivación de la medida
La administración francesa asegura que se trata de una medida encaminada a concienciar del daño que producen las emisiones de CO2 al medio ambiente. Sin embargo, algunos representantes del transporte consideran que la iniciativa está encaminada a mejorar la percepción social del sector. Y existe el temor de que a medio plazo se convierta en un nuevo impuesto, dando un paso más al objetivo que se ha planteado la Comisión Europea de implantar el concepto, “el que contamina paga”.
El CO2 o dióxido de carbono es uno de los gases que se producen al quemar combustible, y uno de los principales gases de efecto invernadero. La emisión de este gas por un vehículo tiene relación con el consumo de combustible: los motores de gasolina emiten 2,3 kg de CO2 por cada litro de gasolina quemado y los motores diesel 2,6 kg de CO2 por cada litro de gasóleo. En este sentido, la UE tiene como objetivo reducir este tipo de emisiones en un 26% para el año 2020, en comparación con 1990.