Una buena carretera reduce hasta un 80% los costes del transporte
El diseño de las infraestructuras viarias es un factor esencial en los costes del transporte por carretera y, por ende, en la competitividad del conjunto de la economía. Así se desprende del estudio ‘Calidad de infraestructuras frente a costes de transporte‘, presentado recientemente por Fundación Corell, en el que se determina que un adecuado diseño de las carreteras puede repercutir en un ahorro de los costes del transporte de hasta el 80%.
“Cuando hablamos de infraestructuras, tenemos que tener muy claro que el valor de ellas se divide de la siguiente forma: el 80% está encima de las carreteras, el 20% en la carretera misma”, con estas palabras Aniceto Zaragoza, presidente del Foro de Infraestructuras y Servicios, dejaba clara la relación existente entre unas infraestructuras bien construidas y en perfecto estado y un correcto servicio de transporte, realizado adecuadamente y manteniendo una correcta relación coste/precio.
La calidad en la construcción, pero sobre todo en su conservación, en un momento, como explicaba Manuel Niño, secretario general de Infraestructuras, en el que la inversión en mantenimiento de las carreteras apenas será durante el presente año de 600 millones de euros “o cuando la inversión en nuevas infraestructuras ha pasado de un 1,4% en los años 90 a apenas un 0,4%”.
Para el secretario general de Infraestructuras no hay duda sobre el hecho de que un mal desarrollo de una carretera, por ejemplo un desdoblamiento que no es necesario o una rotonda de más, repercute en el coste que soporta la empresa de transporte, que tardará más tiempo en hacer su servicio o tendrá un mayor desgaste de su vehículo.
A la preocupación por la mala conservación de las carreteras o la falta de infraestructuras vitales para el sector, se une el controvertido tema de los impuestos que abona el sector del transporte que no se están reinvirtiendo en el sector. Según Marcos Basante, presidente de ASTIC, “el transporte es una fuente de ingresos para el estado muy fuerte, entre impuestos directos e indirectos, pagamos por el combustible, por el uso de las vías y muy pronto tendremos que asumir la implantación de la Euroviñeta. Demasiados impuestos para encontrarnos con una reducido del dinero para mantenimiento de las carreteras de 1.400 millones a apenas 600, en dos años”.
El informe ha sido elaborado por el Centro de Investigación del Transporte (TRANSyT), de la Universidad Politécnica de Madrid, bajo la dirección del profesor José Manuel Vasallo. El trabajo analiza cuatro ejemplos tipo de infraestructuras viarias y sus correspondientes alternativas con un diseño más adecuado. Así, por ejemplo, se ha determinado que una infraestructura mejorada puede lograr reducciones de consumo entre un 10 y un 25%.
Analizando casos concretos, por ejemplo un tramo de tres kilómetros con una pendiente de subida y bajada del 6%, el estudio propone rebajar el tramo al 2%. “Se realizaría una inversión de 10,5 millones de euros, la infraestructura se rentabiliza en 16 años y permitiría un ahorro en los costes de operación por vehículo de 0,18 euros”, explicó Alejandro Ortega, ingeniero de Caminos Puertos y Canales y uno de los profesionales que ha participado en la elaboración del estudio.
Durante la presentación se mostró otra de las acciones que tiene un efecto directo sobre la reducción de costes: la construcción de un túnel de un kilómetro para salvar un puerto de montaña de cinco kilómetros, “necesitaríamos una inversión total de 65 millones de euros, la cual se amortizaría a partir del quinto año y lograríamos un ahorro de costes por vehículo superior a los dos euros”, aseguró Ortega.
Y qué sucedería si lo que se plantea es la construcción de una vía de circunvalación para evitar que los camiones transiten por un núcleo urbano, uno de los temas más controvertidos a la hora de combinar el trabajo profesional con la actividad de los ciudadanos. Pues en este caso, según el informe, deberíamos construir 19 kilómetros de vía, lo que tendría un coste de 95 millones de euros, “eso sí, el que se alcanzaría supera el 13% del coste total de operación de un vehículo”, apostilló Alejandro Ortega.
Pruebas reales
Pero el estudio no se queda en meros datos teóricos y complejas fórmulas matemáticas, sino que se complementa con dos pruebas en carretera, planificadas de forma que se puedan contrastar los posibles ahorros de coste. Las pruebas se llevaron a cabo en el denominado corredor Madrid-Valencia (para el que existen dos posibles vías de comunicación) y en la ruta Villalba-Los Ángeles de San Rafael, con personal y vehículos Mercedes-Benz, los cuales fueron lastrados hasta alcanzar el PMA autorizado de un vehículos pesado.
En el caso de la prueba entre Madrid y Valencia se compararon los trayectos por la A-3 y por la AP-36 y se demostró que una diferencia en el trazado de 146 kilómetros y en el tiempo de recorrido de una hora y 34 minutos, siempre a favor de la A-3. Eso sí, de detectó, asimismo que utilizar la A-3 implica mayor consumo de combustible, concretamente más de un 11% que por la AP-36.
Según el estudio, la gran diferencia de combustible viene motivada porque en la A-3 existen más subidas y bajadas y la conducción es menos constante. Por el contrario, por la AP-36 la conducción es más constante y al existir menos ondulaciones en la pendiente es necesario pisar durante más kilómetros el acelerador y favorecer así un menor consumo al no existir tantas pérdidas de inercia. No es difícil suponer, a tenor del estudio, el beneficio para el transporte por carretera de un diseño como el de la AP-36 en un corredor como el de la A-3.
El estudio evidencia y clarifica con ejemplos reales el impacto que tiene en los costes de transporte disponer de unas carreteras bien diseñadas, construidas y mantenidas. Aunque son muchos los beneficios que se logran –entre ellos una mayor duración de los vehículos industriales y sus componentes– el estudio destaca como los más importantes los ahorros en combustible y menos horas de conducción, aspecto éste último que también tiene consecuencias directas en la mejora de la seguridad.
Si los beneficios son tan destacados, no sólo para el sector del transporte, sino para la economía en general, ¿por qué no se invierte más en construir mejores infraestructuras o mantener las que tenemos? La crisis está motivando falta de recursos de la Administración, pero además, la mayor recaudación de impuestos en la actualidad es a través del consumo de combustible, ¿es posible que no interese que se consuma menos carburante?